Antes de comenzar cualquier dieta, lo primero que tenemos que hacer es mentalizarnos y comprometernos con nosotros mismos en que lograremos llegar a nuestra meta. Elegir la dieta que mejor se adapte a nuestra condición y a nuestra realidad es uno de los principales objetivos; ya que no todas sirven para todas las personas y elegir la dieta incorrecta puede ser uno de los primeros motivos para abandonarla.

Ya hemos elegido la dieta que queremos seguir y ya hemos empezado a incluirla en nuestra rutina. Los primeros días el ánimo está en su momento más alto, llega el momento de pesarse por primera vez y comprobamos que hemos bajado nuestros primeros gramos; nos animamos y seguimos esforzándonos para continuar.  Al cabo de unas semanas de seguir una dieta hipocalórica, esto puede cambiar y podemos empezar a perder la energía. Es entonces cuando pueden ocurrir dos situaciones:

  1. El desánimo y el aburrimiento entran en juego. Según la última encuesta realizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), 8 de cada 10 personas que inician una dieta la acaban abandonando sin llegar a terminarla. Los motivos pueden ser diversos, pero al aburrimiento relacionado con la alimentación que se sigue es uno de los principales motivos.
  2. El cuerpo se adapta a la ingesta de calorías y deja de hacer efecto la dieta. El organismo llega a una etapa donde identifica esa restricción calórica como una amenaza para poder sobrevivir por lo que intenta seguir almacenando las calorías que entran, llegando el llamado “efecto meseta”. En ese momento es cuando nuestro peso se estanca, aunque sigamos de forma estricta la misma dieta. Cada caloría que entra en el cuerpo, nuestro cuerpo lo guarda y nuestro peso se congela, haciendo que acabemos abandonando la dieta.

Dieta saludable

¿Qué podemos hacer para evitar esto?

Date un capricho de vez en cuando. Rompe la rutina y la dieta con ese pequeño capricho que llevas semanas deseando, sal a cenar con tu pareja sin mirar las calorías de los alimentos que vienen en la carta o prepara ese plato con el que llevas soñando desde que iniciaste la dieta. Hacer estas pequeñas pausas en tu dieta no sólo es bueno para tu estado de ánimo, si no que te acerca todavía más a alcanzar el éxito que persigues.

  1. Mejora tu estado de ánimo y tu compromiso con los objetivos. Romper con la rutina hace que nuestra mente se oxigene y airee, recobrando el ánimo y las ganas de lograr quitarte los kilos que te has propuesto.
  2. Activas tu organismo. Cuando te das un capricho cambias los tipos de alimentos que estás acostumbrado, normalmente serán más calóricos, por lo que el cuerpo tiene que reaccionar frente a ese “exceso” de calorías y rompe la costumbre de alimentos bajos en calorías.
  3. Reduces la ansiedad. Introduciendo algún capricho en tu dieta, disminuirá el agobio o ansiedad, favoreciendo integrar los hábitos aprendidos con la dieta.

En los últimos años se está hablando del éxito de aplicar la regla del 90/10 en todas las dietas. Esto quiere decir que el 90% de tus alimentos deben ser saludables y bajos en calorías, mientras que el 10% restante puede ser cualquier capricho que quieras darte.

Aunque puedas darte un capricho, debes seguir unas pautas

El hecho de que debas darte un capricho de vez en cuando mientras que haces dieta, no significa que puedas hacerlo de forma aleatoria y sin seguir unas pautas. Para lograr el éxito realizando el 80/20 en tu dieta, debes seguir las siguientes indicaciones:

  1. Si te has excedido, compensa con el resto de las comidas o realizando más ejercicio. Esa porción de tarta de chocolate que te tomaste de postre en la comida no va a arruinar tu dieta. Realiza media hora más de ejercicio esa tarde y en la cena, reduce un poco las calorías. De esta forma compensarás el exceso de calorías de la mañana.
  2. No debes “introducir en la dieta” ese capricho. Puedes dejarlo para el fin de semana o para fechas especiales, pero no todos los días, porque de esa forma rompes la dieta equilibrada que estás tomando e incluyes alimentos no del todo indicados.
  3. Come despacio y saboreando la comida. Comer con calma te ayuda a ser realmente consciente de lo que estás comiendo y de las calorías que representan, al mismo tiempo que disfrutas del sabor. Si comes deprisa, apenas podrás disfrutar del momento y seguirás con las mismas ansias.
  4. Intenta evitar que ese “capricho” sea siempre comida basura. Este tipo de comida no sólo es mala por su alto valor calórico, si no por su escaso aporte nutritivo.

¿Sabes qué alimentos realmente puedes incluir en tu dieta?

Hay ciertos alimentos que nos restringimos de nuestra dieta y los metemos dentro del listado de “alimentos prohibidos”, sin embargo, no lo son.

  1. Chocolate. A pesar de que no es un alimento hipocalórico, tres cuadraditos (29 g.) son 90 calorías; por lo que puedes incluirlo de vez en cuando, sin sentir que estás saltándote la dieta.
  2. Plátano. Que sea una de las frutas que más calorías tiene, no quiere decir que tengas que retirarla de tu lista de la compra. Un plátano tiene 80 kcal, por lo que puedes tomarlo con toda tranquilidad.
  3. Uvas. Las blancas tienen más calorías que las negras, y a pesar de ello, 15 unidades apenas tienen 60 kcal., ¿crees que son tantas como para no incluirlas en tu dieta?
  4. Aceitunas. La gran ignorada de las dietas, sin embargo, 10 aceitunas sólo tienen 50 calorías y un montón de vitaminas.

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